Ciclo Creativo y productivo

LIMPIEZA Y ESCARMENADO

La urgencia del cuidado del agua para el sostenimiento de los oficios textiles

El vellón de oveja obtenido de la esquila tiene tierra, grasa, restos orgánicos y otros residuos que es necesario sacar. Por eso, antes del hilado o afieltrado, debe pasar por la limpieza y el escarmenado, que permiten llegar a una fibra suave y esponjosa, lista para ser trabajada.

En el proceso de limpieza, el primer paso es separar y abrir las fibras para quitar los restos grandes. Luego, se lavan con agua -generalmente tibia o caliente- y un jabón o champú neutro. Una vez enjuagadas y secas, se vuelven a separar y a abrir manualmente, terminando de retirar los residuos. Posteriormente, se pueden pasar por una escarmenadora, instrumento que peina y estira la lana, separando cuidadosamente sus fibras sin que se corten, dejándola con una textura suave y un peso más ligero, apta para ser hilada.

En nuestra ruta por el territorio, pudimos conocer estos procesos desde la práctica, en el taller de Cecilia González, artesana de Olmué. Allí nos convocamos de manera colectiva para el lavado de la lana y a modo de minga nos distribuimos las labores para abarcar las distintas tareas y repartirnos su carga.

Gracias a esta experiencia, nos dimos cuenta que, además de ser laboriosa y exigente, la limpieza demanda un alto uso de agua, por lo que tanto el oficio como sus cultoras se ven amenazados por la crisis hídrica derivada de la sequía y el saqueo prolongado. Es vital profundizar en el uso consciente de las aguas y en la necesidad de que retornen a la tierra: lavar la lana con productos que no dañen la naturaleza es una manera de cuidarla y aportar en su regeneración, en una escala cotidiana y directa de resguardo.